Prólogo de Marco Aurelio Larios


Uno de los aciertos de Manuel Fons en Manuscrito hallado en un manuscrito consiste en dejar claro a sus lectores que la gran literatura se debe al artificio de sus escritores. Genio e ingenio, destreza mental, alteridad o desdoblamiento, juego de espejos, el lector como escritor, el personaje como autor, son las propuestas de este joven literato que ahora nos ofrece sus primeras ficciones.


Como libro inicial, Manuel Fons se atreve a mostrar la influencia de sus lecturas, la de los grandes maestros (igual Borges que Cervantes), solamente para poner en práctica lo aprendido. Allí donde un escritor novel imita y repite, a manera de sombra diluida, ya el tema, ya la técnica o el procedimiento, Manuel Fons retoma mejor la actitud de aquellos sus predecesores literarios, es decir, la intención lúdica de hacer consciente que la literatura es artificio. No al engaño ilusionista del realismo burdo y escueto; no a la transmutación mágica peyorativa. Más bien, puestas las cartas sobre la mesa –pago por ver¬–, se descoloca de cualquier novatez y pisa firme en las letras jaliscienses.

Pocas veces tenemos en las manos un libro inicial de un escritor ya iniciado (y bastante) en la buena literatura. Sean estas palabras escritas una manera de franquear su paso.



Marco Aurelio Larios